La observación astronómica es una actividad bastante popular en todo el mundo. Sin embargo, no solo se trata de observar los astros en el cielo sino también de prestar atención a otros aspectos de la naturaleza, como la fauna que rodea los observatorios. Dentro de la gran variedad de especies animales que habitan los alrededores de los observatorios se encuentra el mochuelo, un ave nocturna que ha sido objeto de interés por los expertos en ornitología. En este artículo hablaremos sobre el Mochuelo y sus principales características.
El mochuelo común, también conocido como 'Athene noctua', es una especie de ave rapaz que se encuentra en Europa, Asia y África. En Europa del Este y la península ibérica es donde más se puede encontrar esta especie. En cuanto a su hábitat, este ave prefiere los bosques, zonas rocosas y terrenos agrícolas. Aunque es una especie sedentaria, es decir, que no realiza grandes migraciones, su distribución geográfica puede variar según las condiciones climáticas.
El mochuelo se caracteriza por un tamaño pequeño. De hecho, es la especie más pequeña de lechuza que habita en Europa. Su tamaño promedio oscila entre los 20 y 28 centímetros de longitud y un peso de aproximadamente 200 gramos. Su rostro es redondo y tiene dos grandes ojos amarillos. Además, su cabeza está decorada por unas 'orejeras' almohadilladas que le dan la apariencia de estar siempre alerta.
En cuanto al color del plumaje del mochuelo, este es en su mayoría marrón con tonos claros y oscuros. No obstante, su garganta es blanca y tiene manchas oscuras alrededor de los ojos que acentúan su mirada. En la parte posterior de su cabeza, llevan una marca blanca que tiene forma de V invertida.
El mochuelo es una especie que se alimenta principalmente de pequeños mamíferos, como ratones, musarañas, topillos, cangrejos, y también come pequeñas aves e insectos. Es un cazador nocturno, lo que significa que sale de caza al caer la noche y regresa al amanecer. Su técnica de caza consiste en esperar en una percha elevada y únicamente se moviliza cuando detecta a sus presas.
El nombre científico del mochuelo, 'Athene noctua', proviene de la mitología griega. La diosa Atenea, diosa de la sabiduría, la guerra y las artes, tenía uno de estos animales como su animal sagrado y se le asociaba con la sabiduría.
El periodo de reproducción del mochuelo comienza en marzo y dura hasta junio. Forman parejas monógamas y ambos sexos construyen el nido, que suele estar dentro de un hueco en un árbol, detrás de la corteza. Este nido es bastante simple y se compone de ramitas y hojas. La hembra pone entre 3 y 7 huevos, que incubará durante aproximadamente un mes. Tras la eclosión, tanto el macho como la hembra se turnarán para alimentar a los polluelos hasta que estos puedan valerse por sí mismos, lo que suele ocurrir alrededor de los 35 a 40 días después de la eclosión.
A pesar de su coloración críptica, que le permite mimetizarse con su entorno, los mochuelos son atacados por otros depredadores como zorros, comadrejas, gatos y, en algunos casos, algunas rapaces. Específicamente en España, se han registrado casos en los que las poblaciones de mochuelos se han visto afectadas por la reducción de su hábitat natural. Además, la falta de elementos para construir los nidos, como los árboles, influye negativamente en su reproducción y supervivencia.
El mochuelo es un ave muy interesante desde el punto de vista ornitológico. Su rostro, con los ojos grandes y la postura erguida, le otorga una apariencia simpática que se ha ganado el cariño de los observadores de la naturaleza. Además, su canto es muy característico y suele escucharse durante las noches en los bosques y zonas rurales. Aunque no está directamente relacionado con la observación astronómica, su presencia en los alrededores de los observatorios complementa el espectáculo natural que ofrecen las estrellas y los planetas en el firmamento nocturno.
El mochuelo es un ave rapaz enigmática y fascinante que habita en los bosques y terrenos agrícolas de Europa, Asia y África. Es una especie que destaca por su tamaño pequeño, por su mirada siempre alerta y por su canto peculiar en la noche. A pesar de ser una especie resistente, la pérdida de hábitat natural y la disminución de los recursos para construir nidos han amenazado su supervivencia en algunos lugares. Por otro lado, su presencia en los alrededores de los observatorios aporta un valor agregado a la observación astronómica, permitiendo que los amantes de la naturaleza disfruten de una experiencia completa.